Un día en Sesimbra

Un día en Sesimbra

Cuando llegamos a Sesimbra, nuestra mirada queda inmediatamente atraída por la inmensidad del mar. La bahía, flanqueada por la Sierra de Arrábida al este y por el puerto al oeste, sobresale en una curva perfecta.

En el pueblo, un paseo por el paseo marítimo, en la playa es de obligado cumplimiento. Es aquí donde encontrará la mayoría de los restaurantes que venden pescado, conocido como uno de los mejores del mundo. Tampoco debería perderse una visita al Fuerte de Santiago. El monumento del siglo diecisiete, situado en la playa, fue recientemente renovado y reformado en 2016 dando emplazamiento al Museo Marítimo de Sesimbra.

Para aquellos que quieran aprender más sobre las tradiciones asociadas con la pesca, hay tours guiados al mercado del pescado, o pueden simplemente pasear por el muelle, donde podrán observar el bullicio de la pesca, así como le llagada y salida de las embarcaciones.

El mar de Sesimbra también se puede explorar de otras maneras. En el área del puerto se hallan diversas empresas que ofrecen actividades de submarinismo, canoa, navegación, excursiones, travesías en barco, ciclismo y más. 

En el pueblo, es esencial visitar el Casco antiguo que conserva el alma de una tierra de pescadores, especialmente las tres calles más antiguas (Esperança, Fé e Caridade que significan Esperanza, Fe y Caridad) o el Largo de Marinha, donde los pescadores solían observar el mar esperando las embarcaciones y donde se hallaba el antiguo mercado de pescado.

La Capilla del Espiritu Santo, situada la zona más antigua, contiene una rica colección de arte religiosa y un hospital medieval, uno de los mejores conservados del país. Un monumento que vale la pena visitar.  

Cuando se anda por el pueblo es imposible ignorar el imponente castillo que se eleva en una de las colinas sobre el pueblo. Con 85O años de antigüedad y clasificado como monumento nacional desde 1910, el Castillo de Sesimbra es el último castillo localizado en la costa que mantiene sus características medievales. El acceso es posible a pie que requiere una buena condición física, o en coche. Dentro podrá andar y disfrutar de una vista privilegiada o visitar las distintas exposiciones en las dos torres.

Aunque esencialmente asociado con el mar, el municipio de Sesimbra goza de gran parte de su territorio en áreas rurales o ¨campo¨, como comúnmente se denomina. Cerca del pueblo de Sesimbra, la fresadora-molino de Sampaio, una antigua planta fresadora convertida en museo por las autoridades locales, ofrece una vista de la conexión con el mundo rural. Cada fin de semana, el edificio da la bienvenida al mercado de los sabores donde los granjeros locales venden frutas, verduras, pan, miel, confiterías y queso.

A unos 15 kilómetros de Sesimbra, hacia el oeste, se encuentra lo que es probablemente uno de los más impresionantes escenarios en Portugal: Cabo Espichel, desde el que se han de destacar las trazas de huellas de dinosaurios que se pueden visitar por una ruta de senderismo, y el interior de la Iglesia de Nuestra Señora de Cabo Espichel.

En la costa oeste del municipio, que empieza en el Cabo, nos encontramos con una serie de grandes playas de arena como: Bicas, Rio da Prata o Meco, conocidas por haber sido las primeras en recibir la práctica del naturismo y por ser un sitio de acogida para la población local que trabaja en la pesca y la agricultura en turnos a lo largo del año.

El Lagoa de Albufeira se encuentra en la costa norte de Sesimbra. En su tiempo, boca del rio Tagus y cada año sobre Pascua, se abre para que sus aguas se puedan regenerar y mantener los organismos que en ellas habitan. Al final de la laguna, se halla el Lagoa Pequena y la Lagoa da Estacada, pertenecientes a la Reserva Ecológica Nacional donde se encuentra el Centro Interpretativo Lagoa Pequena, uno de los cinco puntos de cruce y anidamiento de aves más importantes de Europa. El centro está abierto para el público y organiza tours guiados.

Una visita a Sesimbra no puede terminar sin saborear su dulce más típico: Farinha Torrada. Una tradición familiar, ¨Farinha Torrada¨ se asocia con la actividad pesquera, puesto que era considerada como una barrita energética que los marineros se llevaban al mar para alimentarse. Está hecha a base de chocolate, harina, azúcar, limón y canela, de apariencia consistente y de forma cúbica o rectangular. El concejo de la Ciudad registró la marca y la receta pudiendo encontrar el producto en diversos locales.


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